El jazz es una forma de arte musical que se originó en los
Estados Unidos mediante la confrontación de los negros con la música europea.
La instrumentación, melodía y armonía del jazz se derivan principalmente de la
tradición musical de Occidente. El ritmo, el fraseo y la producción de sonido,
y los elementos de armonía de blues se derivan de la música africana y del
concepto musical de los afroamericanos.
Las principales características del Jazz son:
· Un ritmo especial conocido como swing;
· El papel de la improvisación;
· Un sonido y un fraseo que reflejan la
personalidad de los músicos ejecutantes
A lo largo de su historia, el jazz ha pasado de ser una simple música de
baile popular a una compleja forma de arte reconocida y celebrada en todo el
mundo. Paralelamente a dicho progreso, han cambiado también las actitudes hacia
esta música: en 1924 un periodista del New York Times se refería a ella
como «el retorno de la música de los salvajes», mientras que en 1987 el Congreso
de los Estados Unidos de América declaraba al jazz como un «destacado modelo de
expresión individual» y como un "excepcional tesoro nacional". Se ha
señalado que el motor de dicho progreso ha sido la innovación, una
particularidad que siempre ha estado presente en la historia de esta música,
dirigiendo su evolución y caracterizando la obra de sus artistas más destacados
al lado de una rama más tradicionalista. Paralelamente a esta dicotomía entre
la innovación y la tradición, el jazz siempre se ha movido entre la obra de
unos artistas que solo han buscado el reconocimiento de una pequeña pero
selecta audiencia y otros que ha dirigido sus esfuerzos a una audiencia más
amplia.
La identidad musical del jazz es compleja y no puede ser aislada ni
delimitada con facilidad. En primer lugar, aunque a menudo el término se use
para hacer referencia a un idioma musical (tal como se hace, por ejemplo,
cuando se habla de música clásica), el jazz es en realidad una familia
de géneros musicales cuyos miembros comparten características comunes, pero no
representan individualmente la complejidad de género como un todo; en segundo
lugar, sus diversas "funciones sociales" (el jazz puede servir como
música de fondo para reuniones o como música de baile, pero ciertos tipos de
jazz exigen una escucha atenta y una concentración profunda) requieren una
ángulo de estudio diferente; y en tercer lugar, el tema racial siempre ha
generado un profundo debate sobre el jazz, moldeando su recepción por parte del
público. Si bien es cierto que el jazz es un producto de la cultura
afroamericana, siempre ha estado abierto a influencias de otras tradiciones
musicales, y ya desde la década de 1920 ha sido ejecutado por músicos de diversas
partes del mundo con un background muy diferente. En ocasiones se ha
mostrado como paradigma del jazz la obra de músicos comerciales, que los
aficionados y la crítica han considerado subproductos alejados de la tradición,
entendiendo por el contrario, que el jazz es una forma de música negra, en la que
los afroamericanos han sido sus mayores innovadores y sus más notables
representantes.